11 de enero del 2021, 4to cuarto del campeonato nacional de football colegial, Alabama Crimson Tide ganando 52 a 24 a los Ohio State Buckeyes del ahora seleccionado en primera ronda, Justin Fields. 3:25 en el reloj, segunda oportunidad y seis yardas por avanzar, Mac Jones en los controles, mano a mano con el centro, a lo lejos y entre ajustes se escucha el snap, la jugada se ejecuta, Jones retrocede y le entrega el balón al running back Brian Robinson, quien consigue el primero y diez, y lo transforma en la última jugada para Michael McCorkle Jones a nivel colegial.
Desde la banca, con una sonrisa atónita y viviendo un momento inigualable, el número diez podía disfrutar del campeonato nacional, y desde entonces, también, de las críticas, dudas y cuestionamientos que le esperaban, sin importar que fue un joven que tuvo que demostrarle a Nick Saban, uno de los mejores entrenadores de la historia a nivel colegia, que después de estar detrás y compitiendo con Jalen Hurts y Tua Tagovailoa, él era indicado para levantar el trofeo de nueva cuenta.
Es así como inicio el camino al evento más esperado de la NFL en temporada baja para Jones, el draft 2021 en Cleveland. Entre tantos nombres como la joya más anhelada, Trevor Lawrence, la joven promesa, Zach Wilson, el underdog, Trey Lance y el Rocky Balboa de collage, Justin Fields, sobre salía uno que causaba inseguridad y poco ánimo, Mac Jones. Para muchos sobrevalorado, para otros una mentira colegial, y solo algunos dispuestos a apostar unas pocas monedas por él, pero a pesar de eso, aquel chico de 22 años continuaba preparándose buscando una oportunidad.
Llego el momento de jugar el Senior Bowl y poner a prueba los reflectores de los críticos, analistas y fanáticos; con la suerte a su favor unos días, las impresiones eran buenas, parecía ser capaz de demostrar que su talento no solo era gracias al equipo que lo rodeaba, sino también a él y su toma de decisiones, pero aquella suerte no fue eterna y una breve lesión lo aparto del juego, lo cual incremento aún más la polémica, y le sumo un reto más a superar en la lista.
Pro day en su punto, ese era el menú de lo que sería una semana agitada para todo el entorno de la NFL; los clips en redes sociales de las jóvenes promesas y sus pases de fantasía, provocaban ruido y emoción para todo el que los veía, las especulaciones y el hype sobrepasaban los limites, todos los fanáticos de equipos con hambre de QB se mostraban entusiasmados, los querían a todos, menos a uno en específico que tenía el clip menos alentador, y que parecía más un mal chiste, dándole por un instante, la razón a los poco confiados. Mac Jones lanzando profundo, volando a su receptor, la mirada perdida de Kyle Shanahan y el gesto desaprobatorio de Bill Belichick, eso fue todo para el joven, poco menos de él se supo desde entonces.
Su posible selección en primera ronda del draft era señalada por necesidad y no por talento, su estado físico, su poco atletismo y su estilo pocket, no le permitían que la mayoría analizaran el resto, su colaboración para ganar el título nacional con marca 13-0 como QB titular, sus 4,500 yardas por pase, los 41 touchdowns lanzados, los 311 pases completos de 402 intentos (77.4%), un rating de 203.1, una lectura defensiva calidad PRO y su instinto para retirarse la presión del blitz por parte del front-7, parecían no ser razón alguna para meterse dentro de la discusión, y contemplar que podía contrarrestar su falta de atletismo, la cual se podría trabajar unos meses, con un brazo certero y una mente brillante.
Día del draft, primera ronda, emoción y nerviosismo era lo que se percibía en el ambiente. Nada sorprendente con el pick 1 y 2 sucedió, Trevor Lawrence y Zach Wilson, lo ya esperado y pronosticado, pero llegaba el momento de seleccionar para los 49ers, y como si fuera la fiebre del oro, la esperanza estaba a tope por conseguir el quilate más brillante de las opciones, Justin Fields, Trey Lance y Mac Jones eran los disponibles aún. Días antes los rumores de pasillo habían dejado entre ver que Kyle Shanahan ya tenía a sus favoritos, el joven underdog Trey Lance y Mac Jones; era el momento indicado para cualquiera de los dos, el equipo había pagado un alto costo por llegar hasta esa posición y brindarle a su nueva, futura y joven promesa el mejor escenario posible para un QB novato en vías de desarrollo. El reloj bajaba, la tensión subía, y la esperanza se mantenía. Un nombre, una promesa, un sueño, un futuro, todo en uno, pero aún no era el momento para Mac Jones, quien desde los monitores veía colocarse la gorra roja y dorada con el pick global 3 a Trey Lance.
Las selecciones continuaron, su nombre poco a poco caía en el tablero, la duda seguía presente, los fanáticos no le prestaban atención por qué otro nombre más sobresaliente seguía disponible a casi mitad de la primera ronda, hasta que otro equipo, de naranja y azul, lejos de las promesas en el tablero decido jugarse el todo por el todo, y tomar a la mejor opción disponible en el momento, y Jones, de nueva cuenta, veía ser desmeritado y poco valorado.
Los movimientos y selecciones siguientes alterando el rumbo, algunas opciones seguían disponibles para alojar al QB campeón nacional; situaciones unas mejores que otras estaban presentes aún, pero en concreto, situada a mitad de la partida, una afición en especial, acostumbrada arropar a los poco valorados e impulsar a los bajos talentos, levantaba la mano, coreaba su nombre y lo observaba como a un diamante en bruto.
New England Patriots en el reloj, las cámaras apuntando a Jones y otras promesas defensivas, ¿Necesidad, talento o disponibilidad?, esa era la cuestión. El momento llegaba, Don Cox, marine veterano de U.S, le recordaba a la liga quien los conquisto seis veces, y entre abucheos y risas del comisionado Goodell, al fin Mac Jones escuchaba su nombre, y los aficionados de New England apreciaban el hombre que cargaría con el mandato y la esperanza de regresar al trono.
Erguido, con mirada fija en una motivación feroz, un andar digno del emperador de collage y nerviosismo en las manos, la joven promesa de Foxborough se dirigía a tomar la gorra que por derecho le pertenecía.
“Ok, esto es lo quería, no le digas a nadie”, fueron las primeras palabras que entre sonrisa Michael McCorkle Jones le susurro al oído a Roger Goodell, afirmando que estaba preparado para dejar aún lado todas las dudas, y demostrar uno por uno a los equipos que lo dejaron pasar, que se equivocaron, y que lucharía por conquistar la NFL con el jersey puesto de la última dinastía, los New England Patriots.
Nick Saban se puede equivocar, Bill Belichick se puede equivocar, pero los dos, es muy difícil.
MacAttack time.
2 comentarios
Simplemente hermoso creo que va a volver a pasar en pats “””hemos tomado la mejor decisión que nos llevará a ser el equipo más ganador de superbowls de todos los tiempos””””
aiñññññññ se me va el aire y lloro